Política cultural enfocada al bienestar social

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Las políticas culturales y editoriales independientes, en librerías

Durante el periodo de Vicente Fox fue una ley vetada; cuando tomó el poder Felipe Calderón fue aprobada, pero todavía hace falta que se reglamente y dar continuidad a la parte legislativa. Las políticas culturales no avanzan si no se les da seguimiento, afirmó la maestra en gestión cultural por el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) y periodista, Dolores Díaz Aguirre.
 
Lo anterior forma parte del libro Las políticas culturales y las editoriales independientes, editado por La Zonámbula y Las Encantadas A.C, que analiza las dinámicas de desarrollo de las editoriales independientes en México, así como sus estrategias de operación en conjunto con las políticas culturales de su entorno.
 
“Pasó algo similar con la Ley Antitabaco. Esta fue aprobada y al principio nadie fumaba en lugares no permitidos, pero ahora se hace caso omiso porque no hay un castigo o sanción. Entonces en los bares y casinos la gente fuma. La ley existe, pero no se le da seguimiento”, dijo.
 
Además no se licitan algunos fondos estatales: “La Secretaría de Cultura tiene una dirección editorial, una dirección de publicaciones y por lo regular siempre lo  termina haciendo con los mismos editores. Que abran las licitaciones porque luego se casan con un tipo de editor. Esto no permite que las nuevas editoriales puedan competir”. Otro problema es la distribución, agrega: “Los libros deben llegar a las librerías, las bibliotecas. En una palabra al lector”.
 
La ley propone impulsar políticas que apoyen a las nuevas empresas libreras. Las pequeñas son siempre absorbidas por las grandes, que pueden bajar costos. 
 
La autora y también maestra del Sistema de Universidad Virtual de la UdeG explicó que una política cultural no puede ir separada de la parte legislativa y debería estar encaminada a la generación de bienestar social, mediante la vinculación activa de la comunidad artística (editores, escritores, pintores) con gestores, promotores y productores culturales para que éstos a su vez generen estrategias de desarrollo que permitan crear políticas públicas, concluyó la académica.

“Si un sector, como es la industria del libro, se organiza para exigir mejores condiciones de desarrollo, mediante leyes adecuadas para una promoción activa del sector cultural, entonces estaríamos hablando del establecimiento de políticas públicas que implican márgenes de crecimiento a mediano y largo plazo que benefician a toda la cadena  del libro”, dijo Díaz.
 
Las políticas culturales y las editoriales independientes incluye entrevistas con editores y un estudio de caso sobre una editorial independiente.
 
El libro se compone de cuatro capítulos: el marco de las políticas culturales para entender de donde se parte, qué es una política cultural, qué es lo que se conoce como tal, los modelos de políticas culturales y agentes que intervienen, entre otros aspectos.
 
La Legislación, economía y papel del Estado en la industria editorial es el título del segundo capítulo. “Me pareció muy importante enfocarme a lo que era la cadena del libro, los que intervienen desde la parte creativa, el que hace el papel y los que distribuyen el libro”, explica. Otro tema es la Ley de Fomento para la lectura del libro. Trayecto e implicaciones.
 
¿Qué es la independencia editorial? es parte del tercer capítulo que abarca los subtemas Estrategias de gestión y desarrollo de las editoriales independientes, Ferias del libro y La independencia como alternativa.
 
En el cuarto y último capítulo trata el estudio de caso de la editorial Sexto Piso.  El libro está dirigido a los gestores, promotores, editores y a los legisladores que se dedican a hacer las políticas culturales.


Guadalajara, Jal., 10 de julio de 2012
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas