Confrontan expertos la memoria colectiva sobre la violencia en América Latina

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CALAS, del CUCSH, presenta jornadas de la Plataforma para el Diálogo: Memoria y desigualdad

Remontarse a la memoria de la violencia es difícil, pero también necesario; por ello, el Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados (CALAS), adscrito al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la UdeG, realiza la Plataforma para el Diálogo: Memoria y desigualdad, del 9 al 11 de junio.
 
Se trata de una serie de mesas virtuales, que se transmiten a través del canal de YouTube del CALAS, en las que diversos especialistas abordan dinámicas, conceptos y estéticas de la memoria en relación con distintos grupos sociales.
 
La titular del CALAS en la UdeG, Sarah Corona Berkin, explicó que con este encuentro buscan “cómo afrontar un pasado de violencias políticas en América Latina y las desigualdades que atraviesan las formas en que el pasado violento es recordado y que tiene impacto en el espacio público”.
 
Angela Schrott, del CALAS en la Universität Kassel, de Alemania, recordó que el tema de la memoria está latente, pues ejemplificó cómo Emmanuel Macron reconoció que Francia tuvo responsabilidad en el genocidio en Ruanda; el gobierno alemán reconoció su responsabilidad del genocidio en Namibia y en Colombia se han derrumbado estatuas durante el paro nacional.
 
“Afrontar el pasado es conflictivo y, por lo tanto, la memoria histórica es un proceso que está, a su vez, en lo colectivo, en lo polifónico y en lo conflictivo”, dijo.
 
“La formación de la memoria colectiva siempre combina el recuerdo y el olvido –añadió–, porque un requisito previo para una memoria colectiva son siempre los procesos de selección, donde se decide qué entra en la memoria colectiva y qué no”.
 
Stefan Peters, de la Universidad de Gießen, de Alemania, externó que el acto de verbalizar y levantar la voz sobre el pasado ya es, en sí, una lucha.
 
“Existen voces que no se escuchan, se quedan en el olvido; a veces es un silencio no elegido ni seleccionado”, subrayó.
 
“América Latina es una referencia en tema de memoria gracias a las dictaduras y procesos de transición de conflictos internos armados; es una referencia central en términos de estudios de memoria”, agregó Peters.
 
Durante la primera mesa de la plataforma, titulada “Las mil caras de la memoria”, el antropólogo Mario Rufer, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, externó que uno de los problemas de la historia latinoamericana es que no legitima las violencias realizadas durante las fundaciones de las naciones.
 
“El borramiento de las violencias fundadoras que se plantean en todo Latinoamérica, como violencias evitables, pillaje y despojo a las poblaciones indígenas, en la narrativa de la historia se plantean como ausencia de violencias fundadoras”, declaró.
 
“A algunas poblaciones se les quita la posibilidad de un discurso soberano sobre su propia temporalidad y experiencia sobre el tiempo”, recalcó.
 
La socióloga Pilar Mendoza, del Goethe Universität Frankfurt alemán, se enfocó en lo que hoy se vive en Colombia, donde el proceso de resistencia ha provocado una construcción de la memoria a partir de la organización comunitaria y la oralidad.
 
“Están tumbando estatuas y monumentos; hay todo un resignificado de estos espacios que, en el caso del paro, es una forma de exigencia y reconocimiento a las demandas que provocaron el estallido social”, dijo.
 
Expresó que la reforma tributaria impulsada por el Estado en aquel país, en un momento en que la pobreza creció 42 por ciento, llevó a los jóvenes a manifestarse.
 
“Los principales protagonistas del paro son los jóvenes, pero no los universitarios, sino quienes viven en barrios populares, hijos de generaciones de desplazados por la violencia, que llegan a las ciudades a invadir terrenos baldíos, que viven en la informalidad. Ellos exigen mejores condiciones de vida”, subrayó Mendoza.
 
A través del arte, las expresiones culturales y las ollas comunitarias donde se alimenta a los manifestantes provocan un proceso de construcción de memoria en medio del conflicto, aseguró la especialista.
 
El sociólogo Santiago Cueta Rúa, de la Universidad de La Plata, en Argentina, aportó sus investigaciones sobre la historia de la organización HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio), integrada por familias de personas desaparecidas y asesinadas, exhibidos y expresos durante el terrorismo de Estado en ese país, nacida en 1995.
 
“Si bien se conformaron a partir de la idea de justicia y memoria, muchos iban a la agrupación sin tanto interés por temas de atención de justicia, sino más bien de sentir esa contención emocional”, reflexionó.
 
Cueta Rúa recordó que una de la prácticas de HIJOS era el “escracheo”, que era exhibir el “currículum mortae” de represores, a partir de celebraciones a las afueras de los domicilios de quienes buscaban exhibir para que tuviera escarnio público.
 
Este encuentro, organizado por el CALAS de la UdeG, cuenta con la participación de académicos destacados, miembros de la sociedad civil, del campo político y del área de la cultura de América Latina y Europa.
 
Para los interesados en las mesas de diálogo que continuarán hoy, jueves 10 y viernes 11 de junio, puedes consultar el programa en el sitio web:  http://calas.lat/es/node/1059  
Y seguir las transmisiones en las siguientes redes sociales: Facebook: https://www.facebook.com/CalasCenter.Twitter: https://twitter.com/CalasCenter. YouTube: https://www.youtube.com/c/CALASCenter
 
 
 
Atentamente
"Piensa y Trabaja"
"Año del legado de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara"
Guadalajara, Jalisco, 9 de junio de 2021

 
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía:
Cortesía zoom CALAS CUCSH