Cultivos de agave se reducen en la región Ciénega en la última década

Versión para impresiónEnviar por emailPDF version
Productores deben de prever la demanda de este tipo de cultivos para no tener pérdidas, asegura académico del CUCBA

Aunque una parte de la carretera que conecta a Guadalajara con Ocotlán, en el Municipio de Poncitlán, ya parece una sucursal de los paisajes agaveros de las regiones Valles y Altos, la producción en la Ciénega de Jalisco se ha reducido, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
 
Según esta instancia federal, en 2017, en el distrito agrícola de La Barca (que integra a  todos los municipios de la región Ciénega, además de los de Chapala, Jocotepec, Tizapán el Alto, Tuxcueca, Ixtlahuacán de los Membrillos y Juanacatlán), el cultivo que más se produjo fue el grano de maíz, con 1.2 millones de toneladas, seguido de pastos (280 mil), maíz forrajero verde (165 mil), grano de trigo (119 mil), grano de sorgo (95 mil) y, en sexto lugar, el agave (89 mil).
 
Esta situación contrasta con lo que ocurría hace 10 años, pues los datos del SIAP evidencian que de 2008 a 2012 el agave ocupó el segundo lugar en producción (después del maíz), con tonelajes anuales que iban de entre los 219 mil y los 735 mil en ese periodo; a partir de 2013 la producción empezó a ocupar posiciones menores.
 
El Director de la División de Ciencias Agronómicas, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), doctor Salvador Mena Munguía, explicó que la Ciénega es la región del Estado más productiva en cuanto a granos y vegetales de hortalizas, y que la demanda de las tequileras ha resultado atractiva para muchos.
 
“Esta es la tercera región en importancia por la superficie que se cultiva de agave, y está dentro de la zona de Denominación de Origen. Por los precios que ha alcanzado el agave, es muy probable que más de alguien sucumba a la tentación de extender sus tierras a este cultivo, pero esto luego trae un efecto rebote, pues tras haber mucha oferta baja el precio”, explicó.
 
En 2017 la tonelada de agave se pagó en 8 mil 676 pesos y la de grano de maíz en 3 mil 847 pesos; pero pese a que se produjo menos agave que maíz, por éste se obtuvieron 4 mil 698 millones de pesos y por la producción del agave sólo 773 millones.
 
Según el SIAP, en el Municipio de Poncitlán, de 2015 a 2017 se plantaron 150 hectáreas de agave cada año, pero no se ha cultivado dicho producto; esto se debe a que la planta necesita tiempo para madurar y extraerse.
 
“Una planta de agave necesita madurez, y ésta se alcanza después de seis o siete años. Es un espejismo, pues primero se ven que los precios están altos y la gente establece sus plantaciones de agave, pero en el momento en que eso prolifera y se cultiva ya maduro, resulta que hay demasiado oferta y por eso ya no es negocio”, detalló.
 
El académico exhortó a los productores a que tengan una perspectiva de prevención, pero, sobre todo, a que las instancias como la Sagarpa y la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco (Seder) planifiquen el establecimiento de cultivos, pues cuando hay sobreoferta el agricultor pierde.
 
Dijo también que plantar diferentes vegetales permite amortiguar cambios económicos y ambientales. “Siempre ha sido mejor tener diversidad de cultivo a tener monocultivo”, subrayó.
 
Sobre el destino de los agricultores de la región, recordó que, según el plan del gobierno federal entrante, se busca que haya un impulso a la producción de granos.
 
“En la región ocurre algo muy especial: casi la mitad de la superficie de cultivo es una tenencia de tipo ejidal, más de 40 por ciento, y esa condición hace que los agricultores que tienen cinco hectáreas, por poner un ejemplo, en vez de cultivar sus tierras las pongan en renta a productores que juntan varias superficies y que sí le entran a la producción de granos porque para ellos sí es negocio. Con las políticas del nuevo gobierno se busca impulsar la producción de grano en parcelas pequeñas, entonces, probablemente habría una transformación en la región”, refirió.
 
Sin embargo, aseguró que aún falta combatir la burocracia y reglas de operación que suelen ser complicadas. “La intención es simplificar esas reglas y vigilar que el recurso llegue al beneficiario”, concluyó.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 3 de septiembre de 2018

 
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía:
Jacqueline Buenrostro