Reclusas toman clases con jóvenes universitarios, gracias a proyecto de educación incluyente del CUCSH

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La idea es derribar barreras y prejuicios al reunir, en un mismo salón de clases, a mujeres presas con estudiantes del exterior

Mujeres del Reclusorio Femenil del Centro de Readaptación Social (Cereso), en Puente Grande, toman clases con jóvenes no presos gracias a un innovador proyecto de educación incluyente, encabezado por la doctora Anayanci Fregoso Centeno, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
 
La asignatura optativa está adscrita a la línea de Educación y género de la licenciatura en sociología del centro. Para el próximo semestre 2017-B, el programa se titulará “Pensar la violencia, el cuerpo y la escritura desde la prisión”.
 
“Se trata de una experiencia enriquecedora, tanto para ellas como para los muchachos. El objetivo es ofrecer en prisión, a mujeres privadas de su libertad, una opción de estudios con contenidos universitarios. En países como Argentina está muy consolidado el llevar educación universitaria a prisión, en México no tanto. Se trata de un curso que dura un semestre, y lo imparto en el Reclusorio Femenil”, detalló la académica, quien trabaja desde hace dos años con este proyecto.
 
Fregoso Centeno explicó que diez mujeres privadas de su libertad conviven con diez alumnos universitarios que se inscriben previamente con una carta de exposición de motivos. Todos, en su mayoría, son de la Universidad de Guadalajara, aunque también han participado de otras instituciones, con el fin de volverlo lo más plural posible.
 
“Este curso busca romper estereotipos. Es un curso horizontal, en el que todos somos iguales y no importa por qué están ellas en prisión, lo que importa es tratar temas del campo de las ciencias sociales que tienen que ver con género, derechos humanos y educación”, apunta la profesora del Departamento de Estudios en Educación del CUCSH.
 
Algunas reclusas incluso cuentan ya con carrera terminada o trunca, o bachillerato, por ello muestran interés por participar. Fregoso Centeno entrevista a las candidatas que solicitan el curso para definir a quienes quedarán inscritas.
 
“El anterior curso estuvo centrado en estudiar la educación como un bien social y un derecho humano, y este curso, en agosto, tengo mucho interés en hacer que ellas escriban, que generemos procesos reflexivos de nuestro propio estar, y reconocer lógicas con perspectiva de género sobre la violencia y el uso del cuerpo. Ellas tienen mucha sed de conocimiento, de interlocución, de desahogo. Lo veo también como un espacio de resistencia”, apunta la académica de la UdeG.
 
Los interesados en participar en el curso pueden ser alumnos de cualquier carrera, y deben enviar un correo electrónico a la cuenta anayanci.fregoso@gmail.com
 
Tanto a las reclusas como a los estudiantes que acudan desde fuera de la cárcel se les entregan constancias con valor curricular, avaladas por esta Casa de Estudio. Las clases se impartirán los miércoles por la tarde en un salón del reclusorio, desde mediados de agosto hasta diciembre.
 
“Tiene que ver con esta idea de hurgar en la propia experiencia para hablar de cómo impacta la violencia. El programa está alimentado por la perspectiva de género. Ellas están muy interesadas, son las más participativas, encuentran un espacio de reflexión y de análisis y se apropian de ello. Es un proceso bonito ver cómo van argumentado a partir de las lecturas y las sesiones en grupo. Es una experiencia muy interesante para todos”, explicó la investigadora.
 
 
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 8 agosto de 2017

 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Mariana Hernández León